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Felisberto Hernández 

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Felisberto Hernández (Montevideo20 de octubre de 1902 - Montevideo, 13 de enero de 1964) fue un compositorpianista y escritor uruguayo, caracterizado por sus obras, en un principio catalogadas como literatura fantástica, basadas, principalmente, en una reflexión sobre sí mismo.

Personaje singular e indispensable de la literatura fantástica latinoamericana. Felisberto ha sido reconocido, admirado e influyente en nombres como el de Cortázar, Borges, Onetti, Bolaño o García Márquez.

La figura de Felisberto es clave en el Boom Latinoamericano. Pianista que se vio obligado a vender su piano para poder sobrevivir; fluctuosa vida amorosa, con diversos matrimonios e intermitentes amantes; describe lo cotidiano del mundo, los objetos, la infancia desde ese prisma de lo fantástico, influenciado por Proust o Kafka. Su vida transcurre entre música, letras, contradicciones, extrañamiento, inocencia y pasión. 1

Por lo regular, se da por sentado que los escritos del autor uruguayo pueden ordenarse de acuerdo a su cronología personal. Sin lugar a dudas, los hechos de su biografía forman parte de ese mundo ficticio, si bien tamizado por la dialéctica de los afectos que suele imponer la memoria. Aludiendo a esta identidad en juego, dice Enriqueta Morillas que «en ese estar mal situado opera uno de sus recursos más llamativos: Felisberto imbrica selectivamente hilos de su propia biografía en sus relatos. Es el pianista itinerante, o el escritor que lee su creación a un auditorio, o bien quien recibe una narración que luego habrá de contar el protagonista reconocible de sus historias».6 Por todo ello, es muy comprensible que la obra de Hernández, justamente por indagar en los mecanismos del recuerdo, adquiera su pleno sentido cuando se reinterpreta a la luz de ciertos datos de su vida. 2

Algunos de sus textos se centran en la sinestesia y personificación de los objetos. Por ejemplo con el cuento el balcón de las situaciones que enfrentas los personajes lo demuestra, en cuanto a la sinestecia:

"Cuando veo pasar varias veces a un hombre por el vidrio rojo, siempre resulta que él es violento o de mal carácter. 

No pude dejar de preguntarle:

-Y yo ¿en qué vidrió caí?

-En el verde, casi siempre les toca a las personas que vives solas en el campo" 

En cuanto a la personificación de los objetos: 

"Al silencio le gustaba escuchar música; oía hasta la última resonancia y después se quedaba pensando en lo que había escuchado.  Sus opiniones tardaban. Pero cuando el silencio ya era de confianza, intervenía en la música. 

Los primeros síntomas de la leucemia que acabó con su vida coinciden con la segunda publicación de El caballo perdido, impresa en diciembre de 1963 por la Editorial Río de la Plata. Esa ambivalencia sentimental, donde se oponen el dolor propio de la enfermedad y cierta satisfacción por el reconocimiento de sus contemporáneos, van a acompañar al escritor hasta su muerte, el 13 de enero de 1964.

Frases destacadas.

"Entre la persona que fui y el tipo que yo iba a ser, quedaría una cosa común

"Los teósofos juegan al gallo ciego y si abrazan el tronco de un árbol, dicen que es el talle de una joven, y si les sacan el pañuelo de los ojos, dicen que la joven se convirtió en árbol, y si les muestran la joven, dicen que es la reencarnación, y si la joven dice que no, dicen que es falta de fe. -Los Teósofos. 

“Mi cabeza era como un salón donde los pensamientos hacían gimnasia, y… cuando ella vino todos los pensamientos saltaron por las ventanas”.

“Al verla de atrás con sus caderas cuadradas, las piernas torcidas y tan agachada, pareciá una mesa que se hubiera puesto a caminar”.

“El gran piano negó de cola, como un viejo animal somnoliento apoyado sobre sus gruesas patas, recibía mansamente las manos que golpeaban su dentadura amarillenta y le llenaban el lomo de barullo”.

Libros del autor. 

Fulano de Tal (1925)
Libro sin tapas (1929)
La cara de Ana (1930)
La envenenada (1931)
Por los tiempos de Clemente Colling (1942)
El caballo perdido (1943)
Nadie encendía las lámparas (1947)
Las hortensias (aparecida por primera vez en la revista uruguaya Escritura en 1949, publicada en 1950 por Editorial Lumen.)
Explicación falsa de mis cuentos ("manifiesto estético", aparecido en la revista La Licorne en 1955.)
La casa inundada (1960)
El cocodrilo (1962)
Tierras de la memoria (inconclusa, 1964)
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